Pedro Sánchez busca perfiles que refuercen el peso político de la coalición ante el desgaste de la pandemia y los indultos, en un claro nuevo rumbo del Ejecutivo
El viernes los actuales Ministros desayunaban con el anuncio y haciendo cávalas sobre las posibles salidas. El objetivo es que estos cambios sean antes de agosto justo antes del parón vacacional, superado el debate que ha suscitado el tema de los indultos a los lideres del procés y cuando la cifra de vacunados contra el COVID-19 haya alcanzado, según las previsiones, el 70% de la población.
Entre los nombres que se barajan esta Arancha González Laya, Ministra de Exteriores. El principal motivo seria la crisis diplomática que hemos vivido el pasado mes con Marruecos. Sin embargo, puede que algunos la estén situando fuera del ejecutivo antes de tiempo, puesto que de darse dicha destitución se estaría cediendo a las presiones de Marruecos y las de la derecha política . También se ha escuchado en nombre de la Ministra de Defensa, Margarita Robles, a la cual algunos de sus compañeros del Ejecutivo afean el dejarse querer por una derecha que esta en plena campaña de acoso y derribo del Gobierno de coalición. Algo parecido ocurre con la titular del Ministerio de Presidencia, Relaciones con las Cortes y Memoria Democrática y Portavoz del Gobierno, Carmen Calvo, debido a su enfrentamiento con los asesores de Moncloa.
Los últimos nombres ministeriales que han salido desde fuentes socialistas han sido los del Ministro del Interior, Fernando Grande-Marlaska, y el Ministro de Cultura y Deporte, Juan Manuel Rodriguez Uribes, a quien se dan ya por amortizados. La que casi seguro salga del Consejo de Ministros, y por la que todas las quinielas apuntan, es la Ministra de Industria, Comercio y Turismo, Reyes Maroto. Estas apuestas se fundan en que el propio Presidente del Gobierno ya la señalo en la campaña madrileña como posible Vicepresidenta Económica si Ángel Gabilondo hubiera conseguido los números para formar Gobierno en la Comunidad.
Toda esta situación se ha visto acelerada y precipitada por la subida del Partido Popular en las encuestas, la llegada de la mitad de legislatura y las inminentes primarias del PSOE en Andalucía, donde Sánchez se juega una nueva derrota o un primer triunfo.