Los resultado electorales revoluciona el escenario político y sienta las bases de nuevos equilibrios.
Hace poco más de una semana de las elecciones catalanas del 14 de febrero y la situación política ha cambiado radicalmente. El terremoto político que ha desatado el resultado de las elecciones catalanas parece estar cambiando la esencia misma de los equilibrios de poder imperantes hasta ahora en las cámaras parlamentarias españolas.
El pasado domingo asistíamos a la consolidación del famoso «efecto Illa». El PSC se alzaba como primera fuerza política al obtener 652.858 votos (23,04%) que le garantizaron 33 escaños. Desagregado por provincias, el PSC obtuvo 23 de estos escaños en Barcelona, 3 en Girona, 3 en Lleida y 4 en Tarragona. Recuperando su tradicional cinturón rojo o, para los sociólogos, cinturón industrial barcelonés.
En el otro lado del espectro ideológico, dos fueron las notas que marcaron la jornada: los descalabros estrepitosos de Ciudadanos y PP, y el sorpasso de VOX a ambas formaciones. De este modo el partido de extrema derecha supera a las otras formaciones conservadoras con 217.883 votos (7,69%) y 11 escaños constituyéndose como partido hegemónico en la derecha en el Parlamento de Cataluña.
El centro-derecha tocado, cuesta abajo y sin frenos. La extrema derecha de Vox saca pecho.
El descalabro más sonado fue el de Ciudadanos. La formación naranja veía desvanecerse en el aire un total de 951.829 votos y 30 escaños, quedando con unos irrelevantes 6 escaños de los 157.903 votos (5,57%) obtenidos y la sexta posición. Sin duda, efecto directo de los bandazos ideológicos a los que la formación de Inés Arrimadas nos tienes más que acostumbrados y a la guerras intestina permanente en la que llevan instalados meses en numerosas comunidades. Aunque bien es cierto que con la herencia recibida de Rivera, que la actual lideresa no ha sido capaz de encauzar, difícil lo tenían.
Por su parte, el Partido Popular, en última posición conseguía unos escuetos 109.067 votos (3,85%) que se traducían en 3 escaños. Los de Casado empeoraban el resultado de 2017, sin duda en buena parte por los numerosos casos de corrupción en los que la formación a nivel nacional se ha visto en vuelta en los últimos tiempos. Esta corrupción y las coaliciones de gobierno en diferentes comunidades han dilapidado la buena imagen del Partido Popular y los aboca a una refundación, o cuanto menos un replanteamiento de su posición en otoño.
Estos resultados deberían de servir por si solo para una reflexión muy profunda en las filas naranjas y populares. El blanqueamiento político que ambas formaciones han realizado en Andalucía y Madrid, entre otras, esta promoviendo que la marca de extrema derecha parezca a los ojos del electorado una opción aceptable.
Esto asusta y avergüenza a partes iguales. Asusta porque se socaba por la vía de hecho los fundamentos de la democracia que nos dimos hace 40 años. Avergüenza porque en Europa ningún partido de centro derecha o liberal llega a acuerdos electorales con este tipo de formaciones que deberían quedar al margen de toda democracia avanzada, consolidada y europea.
El independentismo y Podemos se mantiene pese a perder votos.
Los tres partidos independentistas: ERC, JxCat y CUP-G, han perdido votos pero han aumentado o mantenido sus escaños. Esto solo se explica bajo la óptica de la baja participación, la cual ha pasado de un 68,26% en 2017 a un 45,62% en estas elecciones.
Repasándolos individualmente, ERC conseguía 603.607 (21,30%) y 33 escaños perdiendo entre las elecciones de 2017 y 2021 un total de 332.254 votos pero ganando un escaño más. Por su parte, JxCat que se presentaba por primera vez a las elecciones conseguía un total de 568.002 votos y 32 escaños. Por último, la CUP-G aumentaba a 9 su número de representantes en el Parlamento de Cataluña, cinco diputados más que en los comicios de 2017. Lo sorprendente de este último resultado es que entre las elecciones de 2017 y las de 2021, la CUP-G ha perdido un total de 6.159 votos. En esta ultimas elecciones han obtenido 189.087 (6,67%) votos, frente a los 195.246 de 2017, obteniendo 5 diputados más.
En cuanto a En Común Podem, siguen la misma tónica electoral que los partidos independentistas. En estas elecciones han obtenido un total de 194.626 (6,87) votos y 8 escaños, frente a los 326.360 (7,46%) votos de las pasadas elecciones y mismos número de escaños. Es decir, los Comunes han perdido un total de 131.734 votos pero han mantenido sus escaños intactos. Como decíamos anteriormente, estos resultados, en numero de representantes en el Parlamento de Cataluña, solo se explica bajo la óptica de la baja participación respecto de las elecciones de 2017.