Analizamos las previsiones de los próximos comicios que se celebrarán el domingo, 28 de mayo, a nivel municipal y en algunas comunidades autónomas. Lo hacemos con el ex ministro de Transportes, Movilidad y Agenda Urbana de España, José Luis Ábalos.
Buenas tardes, señor Ábalos. Estamos en plena campaña electoral para las elecciones municipales y autonómicas del 28 de mayo con la sensación de un PP, que lidera las encuestas pero que va a menos, y un PSOE estabilizado pero dependiente de la fragmentación del bloque progresista en la izquierda ¿Estamos ante lo que podría ser una “primera vuelta” de las elecciones generales del próximo otoño o son realidades totalmente distintas?
En absoluto considero que pueda pensarse que las elecciones del 28 de mayo son una primera vuelta de las elecciones generales.
‘Quien gana las municipales o autonómicas, gana luego las generales’. Esta máxima, oída con frecuencia en el debate político español, está lejos de ser una verdad incuestionable. Sin embargo, en nuestro país, la coherencia del voto sí forma parte del comportamiento electoral español.
No tiene mucho fundamento extrapolar los datos de una a otra elección, con la creencia ciega de que la primera elección anticipa lo que va a ocurrir en la siguiente, pero hay una tendencia en deducir en el juego político de los partidos de la derecha, que las municipales van a marcar el punto de inflexión del ciclo electoral.
En las municipales y autonómicas lo que se va a valorar es la gestión de las administraciones más próximas a los ciudadanos que no en todos los casos tienen una buena valoración, ya que hay gobiernos autonómicos y locales que incluso han desistido de sus responsabilidades y ni siquiera han podido aprobar sus presupuestos en toda su legislatura. Gobiernos que han optado por la confrontación y el ruido antes que por la gestión.
Mi percepción es que la gente sí valora a quienes hemos hecho todos los esfuerzos y a quien no, en unas situaciones tan difíciles para proteger a los ciudadanos de este país.
Lo votado el 28 de mayo nada tendrá que ver con lo escrutado en las próximas generales de finales de año. En unos meses saldremos de dudas.
La alcaldía de Sevilla, la Comunidad Valenciana, Extremadura, Aragón, Asturias. Son muchos los feudos donde el PSOE aspira a reeditar gobernanza cuatro años más pero parece ser, según las encuestas, que serán pocos votos los que inclinen la balanza a un lado u otro del tablero político ¿Teme usted que una abstención elevada o una falta de movilización del electorado de izquierdas provoque la pérdida del gobierno en alguno de estos territorios?
No temo la desmovilización del electorado de izquierdas. Yo confío en los ciudadanos y en su madurez. Creo que sabrán valorar el ingente esfuerzo y las propuestas desplegadas por la izquierda en estos cuatro años.
Estoy recordando las enormes dificultades y vicisitudes a las que hemos tenido que hacer frente desde el Gobierno durante esta etapa. Han sido tiempos muy complejos, pero todo el mundo es consciente de que el PSOE y quienes han querido sumarse, bajo el liderazgo de Pedro Sánchez, hemos desplegado toda su capacidad de acción para superar las dificultades. Un importante esfuerzo compartido con un también importante esfuerzo colectivo como país.
En la memoria de toda la ciudadanía está la lucha contra la pandemia y cómo España consiguió funcionar como una empresa colectiva en la que cada uno, con el papel que le correspondía, aportó a la causa común. Los españoles lo hicimos posible, a pesar de los intentos de las derechas para desestabilizar el país. Aquello está grabado en el imaginario colectivo, y es un símbolo de lo que los españoles son capaces de hacer ante la adversidad.
Es verdad que hay muchos retos activos que siguen generando un marco de incertidumbre para los españoles. Retos como el de la vivienda, el alza de los precios consecuencia de la guerra de Ucrania o los efectos del cambio climático. Estos retos también vamos a superarlos todos juntos.
Tengo la plena seguridad de que la gente sabe que los gobiernos progresistas son la mejor garantía para superar estos desafíos, y lo saben porque tenemos una valentía y un historial de gestión impecable.
Hay símbolos de la gestión del PSOE y de la izquierda en su conjunto, que son incontestables: la subida del SMI, la implantación del ingreso mínimo vital, la reforma laboral y, muy importante, lo que se ha hecho con las pensiones.
La imagen del día que se aprobó la reforma de las pensiones en el Congreso es más que ilustrativa. La izquierda aplaudiendo subirlas y una derecha sentada, callada y fuera de toda relevancia viviéndolo como una derrota.
Estoy convencido de que los españoles sabrán valorar una gestión que está siendo épica por el esfuerzo de todos, del PSOE, de los grupos de la coalición, de este Gobierno y de la sociedad española. Los españoles saben muy quién es capaz de conseguir hacer una España mejor, una España ilusionante y una España de progreso.
Por otra parte, el PSOE ha conseguido tener una estructura que se extiende a lo largo y ancho de nuestro país y que no solo nos permite presentar candidaturas en prácticamente todos los ayuntamientos, sino ser la referencia en muchos territorios.
A menudo, en las municipales y autonómicas, las siglas tienen un peso enorme y las campañas se han desarrollado adaptándose a las especifidades de cada territorio, pero en estas elecciones de mayo la derecha tiene un interés desmedido en hacerlas en clave nacional. Y la gente lo sabe.
El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, ha anunciado recientemente un plan de vivienda en el que se incluye una antigua propuesta suya de su periodo como ministro referente al parque de vivienda de la SAREB. ¿Se está convirtiendo el problema de la vivienda en España en uno de los ejes de campaña? ¿Llegan estás medidas a tiempo?
El problema de la vivienda está en la primera línea de las preocupaciones de los ciudadanos. Desde el primer momento de esta legislatura, la vivienda ha sido una de las primeras decisiones que tomó el gobierno progresista y de las primeras iniciativas puestas en marcha desde el ministerio que yo dirigí.
Trabajamos para que la actual Ley de Vivienda fuese un instrumento clave de la nueva política del Ministerio de Transportes, Movilidad y Agenda Urbana. Entendimos que la vivienda no es un privilegio sino un derecho y por eso propusimos desde el inicio una Ley Estatal que recogiese su función social y evitase la exclusión residencial, para que la ciudadanía pudiese acceder a un proyecto de vida propio y digno.
El Proyecto de Ley Estatal por el Derecho a la Vivienda que entonces sometimos a consulta pública, contenía medidas para aumentar el parque de vivienda en alquiler accesible. Entre ellas el Plan 20.000.
Entonces ya quisimos poner a disposición de las personas más vulnerables hasta 26.000 viviendas de la SAREB y del Fondo Social de Vivienda, que se sumaron a las previstas en el Plan para el Alquiler Asequible. En total, eran 50.000 inmuebles para los que más lo necesitaran.
Impulsamos un parque de 100.000 viviendas sociales y trabajamos en la elaboración de dos planes estatales para ‘Acceso a la Vivienda’: El Plan 2018-2022 y el Plan 2022-2025.
Mi objetivo desde el primer momento siempre fue frenar las subidas abusivas del alquiler, garantizar viviendas dignas a precios asequibles, ayudar a los más vulnerables y fortalecer el derecho a la vivienda con seguridad jurídica.
La vivienda debe dejar de ser un lujo. Es imprescindible para adquirir la plena condición de ciudadano. Por ello, el presidente lo afronta como el quinto pilar del estado del bienestar.
Hablemos del clima constante de crispación que vivimos en España. Usted ha sufrido el acoso de algunos medios que se hacen llamar de comunicación pero que en realidad son plataformas al servicio de un ideal de ultraderecha. ¿Cree que esta deriva tan peligrosa está afectando en el nivel de confianza de la ciudadanía hacia la clase política?
Por supuesto, hay campañas estructuradas solo para odiar y movilizar el voto desde el odio. Pero no es algo que sea solo característico de este momento.
La derecha tiene un sentido patrimonial del poder. No odian a Pedro Sánchez porque éste tenga nada especial por lo que ser odiado. Las particularidades de estos universos casi ilimitados del discurso del odio ya las hemos sufrido en otros momentos. Ya odiaron antes a Felipe González y a José Luís Rodríguez Zapatero, porque lo que odian es el socialismo y al PSOE.
Odian a todo aquel que contribuya a generar condiciones de igualdad real y respeto. Odian el feminismo, el ecologismo y a quien reza diferente. Odian a quien ama distinto. Odian al inmigrante y al pobre. Odian a quien habla otra lengua y a quien habla en libertad. Odian por encima de todas las cosas y sus enunciadores tienen sed de venganza sobre los destinatarios. Y los medios utilizados, el momento y el contexto son fundamentales.
No son buenos tiempos para el ejercicio del periodismo que hemos conocido basado en la veracidad y contraste de las informaciones. Vivimos tiempos de fake news y desinformación en sintonía con movimientos internacionales de la extrema derecha en el mundo. España tampoco es ajena a esos movimientos.
He vivido en primera persona esos ataques del odio y desinformación a los que me estaba refiriendo. Pero aquí estoy. Y por mucho que el odio atraiga al odio, aquí estamos los socialistas. No nos vamos a mover de aquí por mucho que apunten nuestros nombres los primeros de la lista. No nos hemos movido en nuestros 144 años de existencia del PSOE y aquí vamos a seguir.
Muchas gracias por su tiempo, señor Ábalos. Un saludo.
