Fotografía: Curro Cassillas
Nuestro paso por el mundo, de manera inevitable, deja una huella en el entorno social y personal de aquellos que nos rodean. Generalmente acostumbramos a reconocer, de forma más explícita, el legado de quienes han tenido una trayectoria pública conocida. Es el caso de personas vinculadas al mundo de la política, la ciencia, la información o la cultura.
Sin embargo, el éxito y la fama no son garantía de otros valores. Y, en ocasiones, son las personas que más afectos han empleado en su círculo familiar, vecinal o incluso asociativo quienes dejan una huella más profunda.
El pasado martes, a la hora del aperitivo o de la cervecita, como decimos en el sur, un buen grupo de personas se reunía en la Escuela Superior de Hostelería de Sevilla para asistir a la presentación de la Guía de montaditos con nombre propio, obra de Alejandro Suárez.


La que ya es una de las más originales guías gastronómicas no pudo ser presentada por su creador porque su paso por este mundo finalizó días antes. Pero allí estaba su legado, elaborado con toda seguridad con la misma pasión que su hermano menor, el periodista y director de contenidos de la Cadena Ser de Andalucía, Diego Suárez, mostró hacia Alejandro y su familia allí presente.
“Esta guía es para los amigos, para la familia y para celebrar la vida”
Alejandro Suárez
Probablemente contagiado de la personalidad y la impronta que quienes lo conocieron atribuyen a este descendiente de hosteleros “montaditólogo por vocación y, a veces, por bendita necesidad”, el evento solo dejó lugar a un agradable ambiente de conversaciones distendidas, risas y la cata de insuperables sabores.

Sin lugar a duda, una clave imprescindible de esta publicación es su carácter participativo. Ya se sabe, como pasa con la vista -cuatro ojos ven más que dos-, también ocurre con el paladar -el degustar colectivo enriquece el producto final-. Amigos, familiares, paisanos de un mismo pueblo (Palomares del Río) y compañeros de tradiciones y costumbres tan arraigadas como la peregrinación al Rocío (Los niños desorganizaos de Villamanrique), a quienes ni el confinamiento pandémico puso freno por compartir, en directo o a través de grupos de WhatsApp, una pasión: la del buen yantar.
Bendecido por el ecijano Antonio Yélamo, director de La Ser Andalucía y prologado -con mucho arte- por el gaditano Antonio Hernández-Rodicio, Montaditos con nombre propio transita por gran parte de la geografía andaluza y española, saltando de plato en plato por sus míticas tascas, conocidos bares y reconocidos restaurantes para ofrecer al lector más de una veintena de exquisitos bocados con técnica incluida.
Desde el Piripi, tan presente en la Semana Santa sevillana hasta la Bicicleta murciana, pasando por Distraído de la Sierra de Huelva, el legendario Dobladillo de Cádiz o el zaragozano Guardia Civil, con sus sabrosas “anchodinas” y su pepinillo en vinagre… si de verdad le pierde la cultura del buen sabor no puede pasar por alto este verdadero tratado gastronómico con el montadito por protagonista.





