El Ministerio de Defensa ha cesado al capitán que dirigió los ejercicios en los que murieron dos militares en Cerro Muriano, en Córdoba. El mando pasa a la situación de servicio activo «pendiente de asignación de destino». Así aparece publicado en el Boletín Oficial de Defensa (BOD) publicado este jueves y consultado por Europa Press. En él, el Ministerio especifica que contra la resolución de cese «se podrá interponer» en el plazo de un mes un recurso de alzada.
La medida adoptada por el Ministerio de Margarita Robles se conoce días después de que la familia del soldado Carlos León Rico, natural de El Viso del Alcor (Sevilla) y fallecido el pasado mes de diciembre junto con el cabo Miguel Ángel Jiménez Andújar en unas maniobras en la base de la Brigada Guzmán el Bueno X de Cerro Muriano remitiera una carta a Robles en la que demandaba información sobre si el capitán investigado «aún manda» sobre tropas, después de ser anunciado que sería apartado del mando.
En un comunicado, después de que el pasado viernes compareciesen como investigados ante el Juzgado Togado Militar número 21 de Sevilla el capitán Zúñiga (ahora cesado), el teniente Tato y el sargento Estupiñán; el abogado Luis Romero, que representa a la familia del difunto soldado Carlos León Rico, exponía que ha remitido una carta a la ministra de Defensa.
En dicho escrito, según su comunicado, reclamaba que Defensa informe sobre aspectos como si el capitán y el teniente investigados en esta causa aún mandan o han mandado a militares en ejercicios o maniobras tras el fatídico ejercicio de cruce del lago artificial de la base de Cerro Muriano el pasado 21 de diciembre, saldado con la muerte de los dos citados efectivos.
Al punto, el letrado planteaba si después de anunciar públicamente que el capitán investigado en la causa judicial sería apartado del mando «tan sólo se le cambio de compañía». También pedía esclarecer si el capitán y el teniente tienen o han «tenido bajo su mando a militares testigos de los hechos del día 21 de diciembre en el lago»; así como información sobre si el capitán Zúñiga «ha tenido anteriormente algún expediente disciplinario abierto y ha sido sancionado por ello» o sobre «qué medidas de seguridad se cumplían» en el ejercicio.
Según este abogado, en la maniobra le fue ordenada a la tropa atravesar un lago artificial de la base de Cerro Muriano «sin contar con las más elementales medidas de seguridad, asumiendo» los citados mandos militares «el riesgo extremo que con ello se podría ocasionar, a sabiendas de forma consciente y contemplando que lo más probable es que en caso de que ocurriera una situación como la que ocurrió, no se contaba con las medidas de seguridad adecuadas«, según el letrado Luis Romero.
«Eran plenamente consciente de ello, pues muchos de los testigos narran que le habían propuesto dejarlo para otro día, pero el capitán no quiso. En esta línea, llama la atención lo manifestado por un soldado, refiriendo que el capitán dijo: ‘Me suda la polla, todo el mundo para adentro'», detalla el relato de esta acusación particular.
Al hilo, señala los testimonios que «refieren que algunos soldados tragaron mucha agua y se desmayaron, quedaron inconscientes y perdiendo el conocimiento, y otros llegaron a sufrir hipotermia, dañando la integridad física de muchos de los participantes» en el ejercicio.
Para el letrado, pesa «la imputación objetiva en el presente supuesto, pues el capitán se hallaba en posición de garante, habiendo podido evitar el fatal resultado de dos muertes mediante la acción que le era exigible y ha omitido, en este caso, asegurarse de disponer de las medidas de seguridad adecuadas; y en caso de que no se tuvieran, haber aplazado la práctica, algo que fue propuesto por muchos de los soldados».
La representación de la familia del soldado sevillano fallecido añade que el coronel que aprobó la maniobra sabía que la misma no estaba incluida en el Plan de Instrucción Básico de un soldado de infantería; mientras la defensa del capitán precisa de su lado que el ejercicio en cuyo desarrollo acontecieron estas muertes, el cruce de un lago artificial, no está «regulado específicamente en ninguno de los casi «300 manuales» de un informe del Estado Mayor.
«Las demás figuras referidas forman parte de la cadena de mandos responsables y transmiten las órdenes del coronel, personas que deberían haber supervisado que todo fuera correcto y estuviera legalmente establecido, algo que tampoco se hizo», agrega además la familia del soldado fallecido; insistiendo en que la supuesta «línea de vida» instalada en el lago «no era tal, sino que simplemente era una cuerda guía, que además parece ser que fue soltada por las personas que se encontraban en la orilla, obedeciendo la orden del capitán».
Todo, ello, en un marco en el que «no había ningún socorrista ni equipos de salvamento (tales como flotadores salvavidas, etc.) ni personal para ello al lado del lago supervisando la práctica de la maniobra de vadeo»; así como tampoco había «ambulancia ni personal sanitario o facultativos de emergencia».