La oposición y la Gerencia de Urbanismo pretenden paralizar todas las licencias concedidas para los proyector de La Palmera
Son tiempos complicados para nuestra tierra, con una tasa de paro en Andalucía del 22,54% y en Sevilla del 24,37%. La lacra del paro es un mal endémico que en nuestra tierra supera a la media nacional (15,4%) y a la que este año de pandemia no ha hecho sino potenciar los efectos devastadores de esta situación. Especialmente significativa ha sido la incidencia de la pandemia en Andalucía debido a que uno de los sectores que más peso económico tiene es el turismo.
Son tiempos complicados en Andalucía y nuestros políticos lo saben, por eso hay que arrimar el hombro y potenciar la instalación de empresas en nuestra tierra. Para permitir que las familias andaluzas puedan beneficiarse de un tejido empresarial prospero e innovador mediante un trabajo en condiciones dignas.
Esto que exponemos, pasa inevitablemente por dos puntos. El primero es fomentar la diversificación del tejido productivo y empresarial en Andalucía. El segundo es impulsar ciudades de economía policéntrica, donde se potencien diferentes polos económicos dentro de una misma ciudad.
En Sevilla, esta posibilidad se volvió más real con la modificación el PGOU en 2016. Puede parecer un tema baladí pero la planificación urbanística es la piedra angular sobre la que esta idea de “ciudad policéntrica” necesita apoyarse. Las medidas de este Plan permiten la agilización de las licencias urbanísticas y la tramitación conjunta de la licencia urbanística y ambiental, además de incentivar equipamientos privados como complemento a la oferta de equipamientos públicos. El objetivo no es otro que permitir conservar lo bueno de nuestro patrimonio y tradición a la par que fomentar la innovación y modernización de determinadas zonas de la ciudad.
Los obstáculos a la iniciativa empresarial convierte a La Palmera en la zona más abandonada de Sevilla
Una de estas zonas, que desde su construcción ha sufrido una casi nula innovación y adaptación urbanística a los nuevos tiempos es la Avenida de la Palmera. La cual, además presenta todas las características, por su situación, en poder convertirse en un nuevo polo económico de la ciudad.
Durante años se ha clamado por el abandono de esta zona emblemática de la ciudad, una zona que durante el día deleitaba a turistas y sevillanos pero que quedaba prácticamente desierta cuando caía el sol, dejando a sus residentes con la impresión de vivir en el salvaje oeste. Sin embargo, en los últimos, la Palmera está por fin bullendo con soñada actividad debido a numerosas inversiones de diferentes empresas permitidas por el PGOU y por el consistorio hispalense que ha venido concediendo licencias a estos proyectos durante los últimos años. Entre otros una residencia Universitaria que satisface la demanda existente en Sevilla o un flamante hotel del lujo. Sin duda, que de edificarse darán nueva vida cultural, social, económica y laboral a una de las zonas más abandonadas de la ciudad.
Sin embargo, como ya ocurriera con el proyecto de la Torre Pelli, desde diferentes asociaciones vecinales, periódicos y partidos políticos de la ciudad se clama por recuperar “el espíritu del 29”. Pero, y tomando como ejemplo, la cual también rompía con la estética de la ciudad hispalense, ahora se aplauden la inversiones que atrae. El tradicionalismo es un pensamiento muy aceptable, sin embargo mantener zonas de la ciudad intacta, sin inversión, sin innovación y sin nuevos proyectos que le den nueva vida por más de 100 años nos mantendría a la cola en cuestiones de atractivo económico, laboral y turístico con consecuencias en el largo plazo de difícil precisión y calado.
La oposición repite el error de la Torre Pelli
Tomando el ejemplo de la Torre Pelli, parece ser que la Gerencia de Urbanismo, presionada por el Partido Popular y Ciudadanos, pretende paralizar y eliminar las licencias ya concienciadas a los proyectos de la Avenida de la Palmera y “preservar” la estética de la zona. Esto, no deja de ser irónico dado que ambos partidos siempre tienden a apoyar y aplaudir las inversiones empresariales y tampoco habían mostrado rechazo al sistema de concesión de licencias hasta el momento. Es más, el sistema de concesión de licencias ya estaba durante la legislatura de Juan Ignacio Zoido (PP) momento en que podría haber sido modificado, o cuando Javier Millán (Cs) tenía condicionado los presupuestos municipales del Gobierno de la ciudad.
En otras palabras, se crítica toda modificación que “rompa” con la estética de la ciudad para posteriormente aplaudir las inversiones que esa nueva estética mediante esos nuevos proyectos atrae a la misma, en un debate eterno entre tradición e innovación que finalmente hace que la ciudad se quede abandonada en un tradicionalismo y cuasi conservadurismo que hace muy poco atractiva la ciudad a nuevas inversiones y proyectos que traigan más trabajo a una ciudad azotada por el paro y la precariedad.
Dicho sea de paso, que la inseguridad jurídica que va a demostrarse por parte de la gerencia de urbanismo en nada beneficia a la economía de la ciudad ¿Cómo convencer a nuevos inversores y autónomos para creer nuevas infraestructuras y proyectos que traigan nuevas oportunidades laborales si a mitad del partido les cambiamos las reglas del juego y les retiramos las licencias que habían sido concedidas en base a la legislación? Esto sin duda devalúa el atractivo de la ciudad para contar con nuevos proyectos que hagan encontrarse a la tradición y la innovación como lo hemos venido haciendo en los últimos años.
En otras palabras, la protección de nuestra ciudad, debe hacerse compatible con la prosperidad de sus ciudadanos y sus familias, permitiendo proyectos económicos viables que den trabajo a los sevillanos, y lo que es más importante, respetando la seguridad jurídica, la legalidad y las reglas del juego. De otro modo tendremos una ciudad eternamente bella y eternamente clásica que poco o nada atraerá nuevas oportunidades.