Las Mareas Blancas, secundadas por organizaciones sindicales y partidos políticos, entre los que se encontraban tanto PSOE como IU, se lanzaron el pasado domingo a la calle en todas las capitales andaluzas para cargar contra el Gobierno del PP y denunciar la deriva que lleva la sanidad en Andalucía.
Y razones no le faltaban, porque la situación en la que se encuentra la Sanidad Pública andaluza es agonizante: demoras excesivas, listas de espera realmente escandalosas, recortes continuos que provocan la saturación de la atención primaras, aumento injustificado en la derivación de pacientes hacia la sanidad privada o puertas giratorias para exmiembros de Salud de la Junta, son algunas de las razones que motivaron esta manifestación.
Sin embargo, la pregunta que hoy muchos se hacen es ¿Cómo es posible que, teniendo razones de peso, suficientes argumentos y siendo secundada estas movilizaciones por las organizaciones sindicales de UGT y CC.OO junto con el PSOE e IU, dicha convocatoria solamente consiguiera reunir a unas 1000 personas en Córdoba?
Para buscar la respuesta a esta cuestión, lo primero que deberíamos hacer es preguntarnos lo siguiente ¿Estarán los andaluces cansados de enfrentamientos políticos? ¿Los partidos de la oposición plantean propuestas que puedan ayudar a mejorar la situación o sólo persiguen confrontar y desgastar al ejecutivo andaluz? ¿Lo hicieron mejor los partidos que hoy día se manifiestan cuando ellos estuvieron en el gobierno? ¿Sabemos cuales son las principales demandas y preocupaciones de los andaluces?
Somos muchos los que, desde diferentes esferas del partido socialista en Andalucía, llevamos tiempo demandando la imperiosa necesidad de hacer una seria y profunda reflexión sobre cómo debemos afrontar los retos del futuro, qué estrategias pueden tener mayor calado entre la sociedad, cómo podemos volver a empatizar con la sociedad andaluza y recuperar su confianza o qué cambios debemos introducir en nuestra organización para adaptarla a los nuevos tiempos.
Los andaluces se merecen un debate territorial propio, en el que se afronten los verdaderos retos de Andalucía, esperan que sus demandas y particularidades sean tenidas en cuenta a nivel nacional y aspiran a tener una voz andaluza propia que les defienda en el resto del país.
Es evidente que el ejecutivo de Moreno Bonilla está desmantelando los servicios públicos, pero no podemos bazar toda nuestra estrategia política en la confrontación y en la crítica constante. Al igual que gritar no da la razón, tampoco por gritar más alto, te oirán.