Como sucesor del un régimen, el hasta hace pocos años pudo elegir ser un ser supremo o reunir a España en el encuentro, nada fácil en aquella época
Juan Carlos I, hoy en día en todas las portadas queda, no ya por ser el primer Rey desde la democracia, sino como para los hoy en día, autodenominados millenials una figura arcaica. El devenir de la historia dejó una dictadura, en pocos días a la llamada de las distintas ideologías que por décadas habían permanecido en el exilio. El Rey que hoy en día se le sentencia sin juicio previo y sin presunción de inocencia, es el que el primer día de su reinado unificó a fuerzas prohibidas a entablar conversaciones para proclamar la democracia, que bien pudiera haber permanecido bajo el yugo de la dictadura. El Régimen de Franco no murió con él en la cama, tenía sucesor designado. Los cambios que se iban a suceder los sabían el mismísimo Franco y el Rey Juan Carlos I.
España no estaba preparada para que un Caudillo decadente iniciara las reformas que, no solo España reclamaba, sino que los que acompañaban al mismísimo Caudillo pudieran soportarlo.
La historia ha dejado a un heredero del trono despojado de sus aspiraciones por ser continuista. Franco lo vio desde el minuto 1. La monarquía en España debía ser algo que rompiera con lo que desembocó en sendas revoluciones y Guerra Civil.
El Conde de Barcelona siempre reclamó el trono en no pocas discusiones con Franco. El Caudillo siempre le negó el paso por aspiraciones simplemente de ascendecia que según el mismo Franco no llevarían a España a más que otro desenlace fatídico.
Juan Carlos I, proclamado Rey de España en 1975, reinó durante 39 años. Sucesor de un dictador, instauró la Monarquía Parlamentaria y reunió a todos los partidos exiliados y declarados ilegales en España para constituir un Estado democrático que facciones del Ejército vieron con recelo hasta ver como se celebraban elecciones democráticas que eligieron por primera vez en más de 40 años a un Gobierno elegido por sufragio universal.
El Gobierno de centro liderado por Suárez hasta la llegada del PSOE de González de 1982 provocó en pocos años que el régimen establecido sintiera un amplio malestar hasta desembocar en el Golpe de Estado del 28 F de 1983. Tejero a la cabeza y siempre bajo la premisa de servir al Rey, en horas posteriores, el monarca hoy tan denostado hizo el gran favor a la libertades al proclamarse al margen de las actuaciones que se estaban llevando a cabo.
Las Divisiones que se habían levantado en armas tuvieron el éxito hasta que el mando supremo dirigió el mensaje televisado a la Nación. TVE, tomado por militares cortó sus emisiones hasta que, en una llamada a Zarzuela el Rey tomó cartas en el asunto.
Lejos de las pretensiones de los sublevados, el Rey llamó al orden y la concordia y en un acto de continuidad de la democracia desautorizó a los sublevados.
La historia siempre ha dejado a juicio de los incrédulos su implicación en casos como el sonado libro, «Jaque al Rey».
Sea como fuese, el papel determinante en la sociedad que España vive, es autoría de Juan Carlos I.
El régimen del 75 murió con él, y, España nació en ese entonces.