Antes de entrar en el apasionado mundo de los valores del rugby quisiera explicar en qué consiste ese deporte.
El rugby es un juego de equipo que consiste en trasladar o llevar la pelota más allá de la línea o zona de ensayo, marcando o posando el balón en el suelo. El ensayo o ‘try’ tiene un valor de cinco puntos. Seguidamente, se efectúa un tiro a palos que su transformación equivale a dos puntos. El balón siempre se pasa hacia detrás y el objetivo es siempre avanzar. Cualquier balón que se cae de las manos o se pasa hacia adelante es «golpe» o «falta» a favor del equipo que no ha hecho la infracción, se efectúa una melé a favor del equipo. La evasión, tanto la rapidez como la potencia de los jugadores y el ritmo que implican, hace que su juego sea difícil de frenar. Por eso se dice que el rugby es un juego de evasión y contacto.
En equipo los individualismos apenas se notan porque el jugador placado va al suelo y tiene que liberar el balón. No puede seguir, tiene que pasar la pelota. Por eso engancha tanto el rugby aparte de por otras cosas que ya expondremos. Hoy es un deporte en el cual todos tienen su sitio: el bajito, el gordito, el delgadito… cada uno juega en un lugar determinado por su morfología y destreza. Un equipo de rugby lo forman 15 jugadores que se dividen en dos grupos: la delantera, que la forman la primera línea compuesta por los dos pilares y el talonador, las dos segundas y la tercera línea que la conforman los dos flankers y el 8 o llave. Seguidamente está el 9 o medio de melé. El otro grupo son los «3/4», el «apertura», los dos centros, las dos alas y el zaguero.
El rugby de hoy no es el mismo -gracias a Dios- que hace 30 años ni 60… por motivos de vivencias, lesiones, etc. Se han ido perfeccionando sus reglas orientándose todo a la protección del jugador. No se puede placar de la mitad del pecho hacia arriba. Definimos placaje cuando un jugador portador del balón es derribado al suelo por otro jugador del equipo contrario en la acción de meter el hombro y con los dos brazos cerrar como un candado haciendo presión al mismo tiempo. Este jugador seguidamente lo que tiene que hacer es soltar al jugador placado y alejarse por la puerta del placaje. Evidentemente no existe una puerta pero sí una acción y un movimiento. Para no impedir el juego, el jugador placado, seguidamente tiene que soltar el balón o pasarlo. Desde el suelo no hay juegos, no se juega en el suelo ni se placa. En el rugby se juega sobre los pies, si no sería falta. Cualquier acción antirreglamentaria como el placaje retardado quiere decir que ya el jugador no tiene el balón, obstrucción es penalizado con golpe y, según la gravedad con tarjeta amarilla y cualquier acción a cuello o cabeza es penalizada normalmente con tarjeta roja. No juega más en el partido y posiblemente en más partidos dado que en el rugby estas cosas son muy serias. Como en todos los deportes cuando termina el partido, que son dos tiempos de juegos, el que obtengan mayor número de puntos es el vencedor.
El rugby nace en Inglaterra en una ciudad que lleva su nombre, Rugby. Un día un hombre llamado Sr Williams decide coger el balón con las manos corriendo y evadiéndose de los jugadores y se mete bajo la portería con el balón. Ahí da comienzo un nuevo deporte ‘RUGBY’.
Existe un dicho muy antiguo que define el rugby como un juego de bestias jugado por caballeros. A España llega por las universidades. Esos estudiantes que vienen de Europa… Inglaterra, Francia, Irlanda, Escocia practican este deporte. El rugby comienza a adquirir bastante protagonismo entre los universitarios de nuestro país, incluyendo a mujeres. Resaltaría el gran nivel que ellas han conseguido en este juego a nivel nacional y mundial.
A día de hoy, estamos a años luz de la evolución en el juego del rugby en España desgraciadamente. Pero cada día lo hacemos mejor y vamos adquiriendo más nivel.
Existen numerosas escuelas de rugby en nuestro país. Se empieza a enseñar desde los 4 años en adelante cada uno evidentemente en su categoría, por edades y niveles, hasta los 17 años. Cada categoría tiene diferentes reglas y varía el número de jugadores que componen los equipos. No tienen melés, ni laterales hasta una cierta edad y después, hasta los 12 y 13 años, cuando su categoría es de sub 14, ya juegan a campo completo con 15 jugadores con melés y laterales. Tal como juegan los adultos.
El rugby es un deporte de disciplina, autocontrol y respeto mutuo en que se forma una fraternidad y sentido del juego limpio, que define nuestro deporte. Otros valores son la integridad, la pasión y respeto, solidaridad valores centrales que hacen único este deporte.
Una de las características del rugby, añadiría que muy importante, es el trato con el árbitro. Se crea un grado de respeto máximo hacia él. Los jugadores se dirigen a él como ‘señor’ y solo le habla el capitán. Antes de cada partido, el árbitro llama al capitán y le pide que forme a su equipo para ‘la charla prepartido’. El árbitro comunica a los jugadores como quieren que jueguen, examina las botas, las equipaciones. Todo debe estar correcto, todos deben jugar con bucal, zapatillas debidamente reglamentarias, etc.
Se les recuerdan las acciones antirreglamentarias y se les anima al buen juego en equipo. En definitiva, se fomenta la disciplina y orden de valores que incluye nuestro deporte. Un poco de charla, que es muy interesante y ordena a los jugadores.
El líder de un equipo o capitán suele ser el que más trabaja por ellos, quiere esto decir que es el miembro del equipo responsable máximo de las jugadas y del buen funcionamiento del trabajo en equipo. El capitán intenta durante todo el partido transmitir ánimo, reforzar buen juego, respeto, templanza en las jugadas. En definitiva, «tirar del carro» en los momentos de desánimo que se pueden presentar durante el juego.
En las categorías inferiores, comprendidas entre las edades de cuatro a once años y llamadas ‘rugby gradual’, si los equipos vienen con un número inferior de jugadores, los demás equipos cederán jugadores para crear el número necesario para poder hacer juego. Lo importante es jugar y divertirse por encima de la competición y el resultado.
Aunque siempre todos queremos ganar, en el rugby como representación de la vida misma, los jugadores se complementan. «Yo hago lo que tú no puedes y tú haces lo que yo no puedo” y juntos podemos hacer grandes cosas. La magia del rugby es que todos somos necesarios. Y, en relación con los árbitros, decimos que siempre respetamos sus decisiones. Aunque a veces se equivocan, nunca dudamos de su imparcialidad. El entrenador debe enseñarles a sus jugadores a amar el juego del rugby. Es un estilo de vida. El jugador llegará a tener pasión, afición y se quedará para siempre vinculado a nuestro deporte. Al finalizar los partidos, el equipo que gana, o sea, el que obtiene más puntos, le hace un pasillo al perdedor, para que pasen todos los demás jugadores y los saludan muy respetuosamente. Seguidamente, los que han perdido, le hacen el pasillo al vencedor.
En los partidos de gran competición o mundiales, los jugadores cuando terminan se abrazan y se saludan con un respeto máximo. Hayan ganado o perdido.
Lo que más fama le ha dado al rugby es su tercer tiempo; consiste en compartir la comida y bebida que todos traen. Esto fomenta un ambiente de convivencia, familiaridad, ambiente «posjuego» que intensifica el espíritu de compañerismo tan característico para nosotros. Se suele comentar el partido, las jugadas más polémicas…Pero todo ello con una cordialidad ejemplar. Todos mezclados, todos los jugadores de un equipo y de otro; entrenadores, árbitros, padres y público en general; ¡todos unidos! hace que exista un ambiente máximo de cordialidad, solidaridad y compañerismo… En definitiva, DIVERSIÓN Y VALORES.
Personalmente animo a todos los lectores de este pequeño artículo a disfrutar como espectadores o jugadores de este preciado deporte y conocer un poquito más de lo que he querido trasmitirles: RUGBY.
Enrique Filella Sierpes