Es uno de esos políticos a los que le faltan horas en el día. Es alcalde y, como tal, su número de teléfono está en la agenda de cada vecino.
Sin apenas tiempo para el ocio o la lectura, hace unos meses se embarcaba en una nueva andadura: la de diputado al frente del área de Servicios Supramunicipales de la Diputación Provincial de Sevilla.
Confiesa respetar algo a rajatabla: los ratos de trabajo y charlas con su padre en el huerto y el tiempo que puede disfrutar con su mujer y unos hijos a los que adora, Estela de 16 años y Gonzalo de 9.
Un socialista que lleva desde el año 2015 al frente del conocido Castillo de las Guardas, municipio que cuenta 260 kilómetros cuadrados, un núcleo principal, once pedanías, cuatro urbanizaciones privadas y 1.545 habitantes.
Puede hablarnos largo y tendido de la política local y ahora también desde su perspectiva como diputado ¿Qué aporta la Diputación de Sevilla a los municipios pequeños en su día a día?
Ocho años como alcalde de mi pueblo son más que suficientes para conocer el papel fundamental que representa la Diputación. Cada vez que tenía que venir aquí a pedir ayuda en representación de mis vecinos, como el resto de los alcaldes y alcaldesas, sólo he encontrado colaboración y las puertas abiertas.
La Diputación aporta mucho a los pueblos pequeños y cuando hablo de pequeños, créame que no solo estoy refiriéndome a los que tienen menos de 5.000 habitantes. Me atrevería a decir que, también en muchos municipios inferiores a 10.000 habitantes, la Diputación es esencial para la correcta prestación de servicios a la ciudadanía.
No solo hablo de servicios básicos como pueden ser el agua, la recogida de residuos, la limpieza del espacio público o el arreglo de una calle, también me refiero a cualquier gestión, por ejemplo, de los sistemas informáticos. La Diputación Provincial es imprescindible para que cada mañana muchos de los pueblos de la provincia de Sevilla puedan, simplemente, abrir sus puertas.
Mi incorporación como diputado el pasado mes de julio me está permitiendo, además, ver las cosas desde otra perspectiva, no solo desde la de quien recibe la ayuda, sino también desde la institución que la presta. Digamos que la empatía y la sensibilidad de gestor municipal ya la traía, pero ahora, estos meses, estoy conociendo y aprendiendo mucho. Está siendo muy interesante conocer todo lo que hay detrás de esta gran provincia. Estos días atrás estuve en Gilena, en Badolatosa, pasé por Estepa… conocer en directo cada municipio y sus necesidades es un verdadero aprendizaje, un descubrimiento para mí.
Sevilla tiene una capital y un área metropolitana importantes, como dice el presidente: “van como un tiro”. Pero están la Sierra Sur, la Sierra Morena sevillana, el Corredor de la Plata… La Diputación de Sevilla está ahí para todos y es también bueno destacar que no sólo la institución le aporta muchas cosas al territorio, también al revés. Los municipios aportan mucho a una Diputación que se nutre de ellos, de la experiencia y la sabiduría de los habitantes.
Le resumiría esta respuesta en una expresión que Javier Fernández utiliza mucho: si las diputaciones provinciales no existieran, habría que crearlas.
Como responsable de un área que abarca asuntos tan importantes como la gestión del agua, los residuos, así como los bomberos de la provincia de Sevilla, ¿cómo afronta este desafío? ¿Cuáles son los objetivos que se ha marcado como prioritarios para esta legislatura?
Bueno, tengo que decir que es así, que es un gran peso y mucha responsabilidad, pero estoy muy contento y me siento afortunado. Primero por ser diputado en la provincia de Sevilla y también por la confianza que se deposita en mí. Es un reto que no me da miedo, todo lo contrario, creo que ante los retos hay que crecerse.
Son muchos los desafíos que presenta la provincia, queremos avanzar en el Consorcio de Bomberos de la Provincia hasta llegar a convertirlo en un referente a nivel estatal.
Tenemos por delante la ley de Bienestar Animal que, aunque se legisla a otro nivel, al final hay que aterrizarla en el territorio y son los ayuntamientos sobre quienes recae la responsabilidad de llevarla a cabo y dotarla de recursos. Precisamente, acabamos de mantener una reunión con el Colegio de Veterinarios para abordar este asunto.
Está también el tema de los caminos rurales y los planes de movilidad y temas tan importantes como los residuos o el agua. Este último es un gran reto, tenemos un problema con el agua.
Cada uno de los municipios va a contar para afrontar este trabajo con el absoluto respaldo de la Diputación Provincial y, en este caso, como titular del área, con toda mi ayuda. Se trata de construir y avanzar en un modelo de provincia cada vez más moderno y con más servicios.
Es eso lo que se tiene en cuenta: la provincia, los municipios que la conforman y la gente que los habita, sin distinción. Aquí no se mira el color político de uno u otro alcalde o alcaldesa, sólo vecinos y vecinas a los que hacerles la vida más fácil, eso lo tengo muy claro. Ojalá todas las administraciones trabajasen así.
El actual presidente de la Diputación Provincial de Sevilla, Javier Fernández, ha anunciado su intención de trabajar por incorporar en los grandes sistemas de gestión de agua a aquellos municipios que aún no forman parte de ellos. Es usted el vicepresidente del Consorcio Provincial de Aguas ¿Qué papel va a desempeñar este ente? ¿Cómo se va a llevar a cabo la decisión? ¿Qué se consigue con ella?
Como le decía, el agua es uno de los retos más importantes que afrontamos. El problema está localizado y los municipios que no forman parte de sistema alguno, también. Hemos mantenido contacto con ellos, con los diferentes alcaldes y alcaldesas y les hemos trasladado nuestras preocupaciones.
En esto hay una cuestión importante y es que los alcaldes tienen que querer formar parte de esos sistemas. Nosotros estamos dispuestos a poner todo lo necesario encima de la mesa: la asistencia técnica, la asistencia jurídica y la asistencia económica para que esos veinticuatro municipios se integren. Muchos de ellos ya han mostrado su intención.
Ahora nos estamos sentando con los con los distintos servicios. Por ejemplo, en el marco del Plan Écija, existe muy buena sintonía con su presidenta, Rosario Andújar, y su equipo técnico. De hecho, se está avanzando en la integración y en la fusión. Estamos trabajando con la comarca de la Sierra Sur y con Écija. Ese va a ser, creo, el más inminente. Se van a fusionar dos servicios. Ese será el primer gran paso que demos. A continuación, aquellos municipios que no están en el consorcio de la Sierra Sur, pero pertenecen a ella, deberían dar el paso.
Estamos hablando de un corto o medio plazo. Me gustaría que cuando llegáramos a la mitad de la legislatura ya tuviéramos avances importantes. No le voy a decir que de un 80%, pero sí de que más de más de la mitad estuviera ya integrada.
El Consorcio de Aguas de Sevilla, su gerente y su equipo técnico desempeñan y van a desempeñar un papel fundamental.
¿Qué reticencias pueden plantearse por parte de algunos municipios, qué pierden y qué ganan concretamente con la integración?
Hay dos cosas muy claras, cuando prestas un servicio el precio del agua no es el mismo.
Para los municipios no integrados el agua es prácticamente gratis porque la planificación y la emergencia de la prestación del servicio no la asumen ellos. No es justo porque, por ejemplo, su agua está siendo “subvencionada” por la diputación o por otros sistemas.
Como dice el presidente, el precio del agua tiene que ser el mismo en la Plaza de Cuba que en Alanís, en Badolatosa o en Gilena. Todos debemos aportar al sistema y tener un buen plan que dé respuesta a la provincia y a la problemática de cada municipio de una forma eficiente y eficaz.
Por otro lado, están las ventajas de estar integrado, que son las inversiones. Y, para mí, la verdad es que es esencial la mejora en la calidad del agua para la salud de cada vecino y creo que no se tiene lo suficientemente en cuenta.
Hasta que un municipio no dispone del servicio que prestan los sistemas de aguas, no es verdaderamente consciente de lo que supone en todos los aspectos. En esto hablo también en primera persona como alcalde de un municipio que no ha estado integrado.
Cuando surge una avería y formas parte de un sistema, cuentas con unos servicios suficientes para que todo esté nuevamente en marcha en un escaso periodo de tiempo pues en ese caso contamos con recursos materiales, de personal, económicos, de repuestos, etc. Es algo a lo que difícilmente puede tener acceso un ayuntamiento de forma inmediata y eficaz. En cualquier municipio que no esté integrado abrimos una avería y podemos tardar semanas en repararla y cerrarla. A veces esto ocurre a pie de calle o en la puerta de algún vecino. Se estropea una bomba de impulsión y lo normal es que no tengas repuesto y tengas que buscar como loco alguno, mientras un sistema sí cuenta con ello. Productos para la fluoración y potabilización del agua y técnicos especializados… Son muchos los casos que se dan y muy distinta la respuesta que se puede proporcionar perteneciendo a un sistema.
El municipio de El Madroño, que es limítrofe al Castillo de las Guardas, por ejemplo, está integrado en Aguas del Huesna desde hace tiempo. Es verdad que el agua de El Madroño es más cara que en el Castillo, en el Ronquillo o en El Garrobo, pero también tienen un mejor servicio que, al final, se traduce la calidad y sobre todo, en la tranquilidad de que el agua que bebe tu hijo, tu pareja o tú mismo no va a tener ningún tipo de problema porque detrás hay un técnico que controla la calidad del agua.
Estoy convencido de que es una cuestión de explicar con detalle a los vecinos la situación, hay que hacer pedagogía. Son más de ochenta los municipios consorciados frente a esos veinticuatro que aún no lo están, es evidente que el beneficio es mayor que el perjuicio y así lo manifiestan quienes disfrutan de la integración actualmente.
Centrándonos en la Sierra Morena sevillana, ¿Qué solución plantea la Diputación de Sevilla respecto al problema de abastecimiento que sufren los municipios de esta comarca?
Lo más claro que debemos tener con la situación de la Sierra Morena es que hay que poner las luces largas. Y las tenemos que poner todas las administraciones, en esto debemos participar todos. La Confederación Hidrográfica del Guadalquivir me consta que va a hacerlo y la Junta de Andalucía debería también, pero mucho nos tememos que no será así.
Vamos a liderar la solución para Sierra Morena con los recursos que sean necesarios para los vecinos. El problema se solventaría con una conexión entre pantanos que no existe por falta de inversión pública.
La Confederación Hidrográfica del Guadalquivir se ha comprometido a estudiarlo y a ver las posibilidades de respuesta que pueden dar. El presidente de la Diputación y yo, acudimos también a la consejera de Agricultura, Agua y Desarrollo Rural de la Junta de Andalucía, Carmen Crespo, y lo que vino a decirnos es que no era un problema suyo y que no invertirán en Confederaciones que no son de su ámbito. Esta respuesta llama la atención por dos cosas. Una es que cobran a todos los andaluces, pertenezcan a una u otra Confederación Hidrográfica. Y otra es que sí invierten en otras comarcas y municipios pertenecientes a otras cuencas que nos son de su competencia. La muestra está en que, sólo seis días más tarde de aquella reunión, la misma Junta de Andalucía firmó un convenio con la Diputación Provincial de Córdoba con una inversión de 15 millones de euros para la potabilización del agua de la comarca de Los Pedroches.
Fíjese, le decía antes que a mí no me importa el color político de un municipio o de una comarca, no parece que todas las administraciones, en este caso la Junta de Andalucía y el Partido Popular, tengan este mismo pensamiento. Para la Diputación de Sevilla, lo que importa son sus vecinos y las necesidades que estos presentan. El presidente de esta institución, Javier Fernández, ha anunciado públicamente que, si la Junta de Andalucía nos quiere ayudar que lo haga, pero si no es así, nosotros moveremos cielo y tierra para arreglar este problema. Ya hemos empezado a trabajar con el ministerio de Transición Ecológica y Reto Demográfico para buscar los fondos necesarios, que son 74 millones de euros, para conectar toda la Sierra Morena sevillana al embalse de El Pintado.
La actual situación de sequía supone un para algunos habitantes de las distintas provincias andaluzas una situación límite que no vivían desde hace años. ¿Cuál es la situación en la provincia de Sevilla? ¿Hay pueblos que estén pasando por restricciones? ¿Cómo se está gestionando la escasez hídrica?
La diputación trabaja en dos sentidos. Primero, si es una emergencia, esta se declara por parte del consistorio y la diputación la acepta en casos como la falta de recursos hídricos, un corte o por salud pública. En ese caso, el presidente habilita este área para que haga todo lo que sea necesario y, cuando digo todo es todo, sin ningún tipo de restricciones. El objetivo es que la población tenga agua mediante camiones cisterna, pozos, agua embotellada, lo que sea necesario.
El tiempo de actuación en una emergencia es inmediato para que la medida esté en marcha por parte de la diputación. O sea, si tenemos que contratar, nosotros tenemos licitaciones con empresas para la parte norte y para la parte sur de transporte de sistema que son inmediatos y así se ha hecho en la provincia, ya en muchos de los municipios no hay agua embotellada. Y en un plazo inferior a un mes, empiezan las contrataciones y la obra. Pero, proporcionar el agua es inmediato.
Sin ir más lejos, Guadalcanal, Casariche, El Castillo de las Guardas, Aguadulce o Pedrera, pasaron un verano complicado hasta que se le ha hecho una obra de emergencia con un pozo de 350 metros de profundidad, con una tubería de conexión bastante importante.
Tengo los datos en la cabeza, llevamos más de 10 millones de euros invertidos en emergencias en la provincia de Sevilla y llevamos aquí 9 meses mal contados.
Esta cuantía es solo para emergencias, sin contar la planificación. Luego está el Plan Azul que será un plan a largo plazo no sólo para que estos veinticuatro municipios entren dentro de un sistema, también para trabajar en una planificación mayor que evite que tengamos que “poner paños calientes”.
Ese Plan Azul es para la integración, para la lucha contra la sequía y para mejorar la infraestructura planificada. Hay contemplados 11 millones de euros reservados para para la sequía y 5,5 millones más para los casos de emergencia. Está también la emergencia por inundación. El clima condiciona también cada vez la lluvia, llueve poco y cuando lo hace es torrencial, concentrada en muy poco tiempo. Hay zonas donde las inundaciones son recurrentes, como las cercanas al río Genil. Existe también una dotación presupuestaria con este objeto y se ha elaborado un estudio de ingeniería, parte de las medidas contempladas en él las ha afrontado la Diputación, pero aún son necesarias más.
La Junta de Andalucía ha anunciado que recuperará el canon de Infraestructuras Hidráulicas en 2024, ¿Cómo cree que debe repercutir en provincia de Sevilla?
La Junta de Andalucía va a recuperar el canon de infraestructura que dejó congelado los años de las elecciones. Lo había estado cobrando antes de las elecciones y ahora lo ha puesto en funcionamiento otra vez. La pregunta es qué va a hacer con esos 700 millones de euros.
Creo que habría que hacer obras de infraestructura para los municipios que lo necesiten primero. Hay municipios con necesidad de agua en alta, que es muy importante. Y agua en baja para aquellos municipios menores que no tengan capacidad y que no estén incorporados un sistema. Eso, por un lado y, después, es importantísimo apuntar que llevan cinco años gobernando Andalucía y cuatro de ellos cobrando este canon, me pregunto qué se ha hecho en materia de depuración que es competencia de la Junta de Andalucía, dónde están las depuradoras de aguas residuales.
La Diputación de Sevilla tiene constituida una Mesa de la Sequía ¿Cuáles son los objetivos fundamentales de esta Mesa?
La mesa de sequía en esta legislatura se ha convocado ya una vez, en agosto de 2023, para valorar la situación de aquellos municipios que tienen problemas y que ya habían declarado en la emergencia.
En los próximos días va a tener lugar una nueva convocatoria porque tenemos que hacer una revisión de los municipios que siguen con la emergencia y aquellos que es posible que la sufran de forma inminente. En esa mesa, es importante que nos veamos cara a cara, con el presidente de la corporación a la cabeza, y que expliquemos qué estamos haciendo en los diferentes municipios, también que el resto de los municipios nos trasladen sus preocupaciones y la ayuda que la Diputación les puede prestar.
Es una mesa que traslada a los alcaldes y alcaldesas nuestra disposición y la accesibilidad. También es un espacio que plantea la opción de adelantarnos a todo lo que va a venir. Porque si el clima sigue igual, la verdad es que la situación puede ser complicada, muy complica.
Las últimas lluvias han dado un respiro, pero no sabemos hasta qué punto el verano puede complicarse. Va a ser importante y la próxima mesa lo abordará la necesidad de fijar unos litros de consumo por ciudadano en aquellos municipios que no están integrados. Tenemos que hacer pedagogía y explicarle a la gente que no pueden tener lugar los consumos dispares que se dan en la mayoría de estos veinticuatro municipios. El plan hidrológico se va a modificar, está en 250 litros por persona y día y se va a reducir a unos 190 litros porque además no se llegan a consumir esos 250.
Fíjese hasta qué punto es importante la sensibilización. No se consume tanto en aquellos municipios que están integrados y tienen conciencia y saben lo que vale el agua. Le pongo como ejemplo ahora mi pueblo: hace dos años, antes de empezar a hacer pedagogía, estábamos en un consumo de 400 litros por persona y día y, a fecha de hoy, estamos en 120 litros. Sevilla está en 90 litros de consumo.
Pero es esencial la micropolítica, esa pedagogía, explicar a la gente a través de redes sociales, en “el puerta a puerta” a los vecinos, que ellos sepan que no tenemos agua, que tenemos un problema.
La gente debe ver que se están haciendo inversiones en agua, aunque estas sean poco agradecidas o tengan muy poca venta en política, pero son más necesarias que nunca.