La cadena de transmisión no cesa en tierras catalanas y ya se están barajando medidas más duras. La Generalitat, que ahora tiene las competencias estaría evitando tomar medidas impopulares como un nuevo confinamiento en pleno verano
Un nuevo confinamiento para la población de Cataluña, y lo que supone, a la sazón, cerrar la comunidad al exterior. Eso traducido al sistema económico supone un duro golpe, si ya de por sí todavía sufre los envites del proceso soberanista y de la pandemia que confinó a su población hasta hace pocas semanas.
Ahora, con la llegada del verano y el periodo vacacional, Cataluña y sus costas es uno de los destinos preferidos por miles de visitantes de todo el mundo. Algo así asolaría la economía ligada directa e indirectamente al sector turístico, un sector muy potente de la región.
En números, el 66% por ciento de los nuevos rebrotes han sido localizados en la comunidad autónoma y el mayor de ellos localizado en Lérida. La Generalitat, viendo lo que se le viene encima ante un nuevo confinamiento está evitando a toda costa que la medida se repita en sus tierras, toda vez que meses atrás Quim Torra pidiese que se endurecieran las medidas.
Una de las medidas para atajar la creciente cadena de contagio, es la imposición por parte de la Generalitat de llevar la mascarilla. Su uso obligatorio en cualquier espacio público a diferencia del decretado por el Gobierno de España, no tiene en cuenta la obligatoriedad de uso si no se mantienen las distancias, es decir, aunque estemos solos, por el mero hecho de encontrarnos en una calle de la comunidad autónoma, su uso sera obligatorio aunque no haya nadie en cientos de metros a nuestro alrededor. El no cumplir la medida constará al ciudadano 100 euros de multa.