Los números no paran de crecer día a día en número de contagios, con dos comunidades arrojando el 80% de ellos en una casi estrenada Nueva Normalidad
Pasar de 390 el miércoles a 580 el jueves, es una escalada que hace presagiar que lo peor puede estar por llegar. La media de edad en los contagiados está bajando y ahora no se ceba con los más mayores, sino que está en una edad media de 46 años, y eso en los casos que se han detectado, puesto que podemos estar ante muchos más casos, ya que de los detectados, muchos de ellos eran asintomáticos y muy jóvenes. Que haya muchos asintomáticos circulando es para echarse a temblar cuando ya hay transmisión comunitaria.
Los más jóvenes están en el punto de mira, ya que muchos de ellos, además de ser asintomáticos viven con sus padres. La cadena suele romper solo en una transmisión intrafamiliar, pero cuando hablamos del verano y las visitas familiares, asusta un poco más por el recorrido amplio que este tipo de contagios pueden llegar a tener.
De momento, sin despreciar el resto de casos que se ceban con el resto de España, la «buena noticia» es que la gran mayoría de los casos se concentran en dos comunidades: Aragón y Cataluña, que reportan 408 casos entre ambas.
Fernando Simón, director del Centro de Coordinación de Alertas y Emergencias Sanitarias, comenta con temor que el «punto al que agarrarnos» es que el 70% de los casos detectados son asintomáticos y eso preocupa bastante a la hora de detectar a los portadores. Simón asegura que se está detectando casi todo lo que hay, pero preocupa y mucho que esos casos que son asintomáticos e indetectables acaben con largas cadenas de transmisión.
Cabe destacar, que ahora mismo el 50% de los casos son de inmigrantes, como es el caso de los temporeros de Lérida, donde se concentra este grupo de transmisión que ha ocasionado el confinamiento decretado por la Generalitat y que no está bajo control si tomamos el crecimiento exponencial que vive día a día.
Si el Gobierno está preocupado por los temporeros, tampoco le quita ojo al ocio nocturno. Esto tiene en vilo y mucho a Salvador Illa, puesto que discotecas, chiringuitos y botellonas concentran en estos días a personas venidas de todos los rincones que, cuando acaben su estancia estival volverán a sus lugares de origen, siendo muy heterogéneos todos gracias al turismo. Esto al Gobierno le preocupa mucho, ya que estas prácticas en caso de rebrote tienen un difícil seguimiento y una peligrosidad añadida, como es la difusión sin control cuando vuelven a sus logares de origen sin haber contenido en una fase temprana la propagación.