La tasa de contagios desenfrenada de la Comunidad de Madrid hace presagiar la vuelta a los meses más duros en todo el conjunto
Más de 250 muertes debidas a la pandemia en el conjunto de la Nación y con Madrid en representación de más del 50% del grueso hacen que los días más oscuros vividos en fechas pasadas se vuelvan a repetir.
El otoño no queda tan lejos de aquel mes de julio en que se oficializaba la «nueva normalidad» una denominación de un periodo en el que tendríamos que convivir con ciertas normas de salubridad para no caer de nuevo en la ruina que dejábamos atrás. Llegaron los meses estivales y los focos de contagio eran contados con dedos de la mano. Así hasta que jornaleros y centros de acogida saltaron las alarmas por presentar hasta 100 casos por foco de infección.
Luego vino el mal del ocio nocturno que aunque nunca se pudo demostrar, representó un mal latente y no libre de unas botellonas ya prohibidas hace años. La caída del sector nocturno tuvo su hora y la justificación de las administraciones de la causa del creciente contagio al alza.
Un mes más tarde, ocio nocturno perseguido, miles de negocios avocados al cierre significaron un cero en la tasa de mejora del avance del virus. Siempre según las administraciones.
Mascarillas impuestas por ley, cierres de bares de copas y acotación de reuniones familiares no han servido de freno a la creciente tasa de transmisión.
¿Quizá la pandemia no sea tal cosa y solo una enfermedad más con la que haya que lidiar?
En lo que va de año, al tratarse de una enfermedad nueva y la población no estar inmunizada, no es más mortífera que una gripe común en individuos de riesgo aunque sí representa una amenaza en estos grupos.
Lo que sí está representando es una amenaza en la economía global, donde los países afectados sufren caídas de sus economías y por ende de sus grupos de inversores, que, se ven amenazados por los fondos buitres del establishment que aprovechan las caídas para comprar a precio de saldo.