La pequeña localidad onubense de El Campillo, marcada por el asesinato de la joven Laura Luelmo, revive estos días su mayor tragedia. El inicio del juicio contra Bernardo Montoya, acusado de violar y asesinar a la profesora zamorana de 26 años de edad, reabre heridas que el tiempo aún no ha curado.
Han pasado casi 3 años desde aquel 12 de diciembre de 2018 cuando, según la primera declaración del acusado, introdujo por la fuerza a la víctima en su vivienda, propinándole una brutal paliza y agrediéndola sexualmente para poco después abandonarla malherida en una zona oculta de difícil acceso.
Con poco más 2000 habitantes El Campillo está situado en la comarca minera de Rio Tinto. “Esto era un lugar tranquilo, aquí nunca pasa nada” cuenta una vecina, sorprendida por la presencia de periodistas y cámaras de televisión.
Pocos son los que quieren hablar, los que quieren recordar. “No queremos decir nada, ese hombre no era de aquí, no tiene nada que ver con El Campillo”, replica otra vecina.
Montoya era natural de Cortegana, un pueblo cercano, donde 23 años antes asesinó a una anciana y por ello fue condenado a 17 años de prisión. Durante un permiso penitenciario intentó abusar de otra mujer y se le impuso una orden de alejamiento de su pueblo natal por 5 años.
Esa orden de alejamiento lo llevó a El Campillo, a una antigua casa de su padre, justo frente a la vivienda que Laura Luelmo alquiló poco después a una compañera del instituto donde comenzó a impartir clases.
“Me encapriche de ella”, esas fueron las palabras que Montoya transmitió a la Guardia civil el día de su detención en una primera confesión. La joven profesora ya advirtió a su entorno familiar que no le gustaba ese vecino de enfrente que la miraba raro, mientras pasaba las horas sentado a la puerta de su casa. Solo.
Durante la próxima semana se desarrollará el juicio del caso, con jurado popular, en la Audiencia Provincial de Huelva. El Ministerio Público ha solicitado prisión permanente revisable por el delito de asesinato para Bernardo Montoya,
Además, la Fiscalía considera que procede imponer a Montoya la pena de 20 años por el delito de detención ilegal y 12 por agresión sexual. La acusación popular que ejerce la Junta de Andalucía en el caso se ha adherido a la petición de la Fiscalía.
En todo este tiempo la familia de la profesora ha pedido el mayor de los respetos e intimidad para afrontar este trágico acontecimiento. La acusación particular ya anunció que solicitaba la prisión permanente revisable para Montoya y este lunes en la sala, su abogado, Francisco Luelmo, ha pedido que el juicio fuera a puerta cerrada, –como finalmente se ha determinado–, para preservar «la dignidad y privacidad» de la víctima y su familia.
Mientras, en El Campillo, los vecinos seguirán tratando de olvidar los hechos que ocurrieron aquella tarde de diciembre de 2018 cuando en la calle Córdoba, cerca de las afueras de la localidad, un “forastero” tintó de negro la memoria y la crónica de la localidad.