Nacida en la tierra de la Alhambra, Nuria Jiménez es desde pequeña una gran aficionada al esquí, deporte en el que la inició su padre que, a sus 75 años, aún lo practica habitualmente.
A esta risueña ingeniera de Caminos, Canales y Puertos, madre de dos hijas, le gusta viajar a la vecina Francia, un país al que se escapa cada vez que puede. Normandía fue uno de sus últimos destinos.
Jiménez desempeña el cargo de directora técnica de la Confederación Hidrográfica del Guadalquivir desde el 2017 y forma parte del Comité Español de Grandes Presas y del Comité de Titulares de Presas de esta organización.
En 2021, a sus 45 años, fue distinguida como Ingeniero del año por la Demarcación de Andalucía, Ceuta y Melilla del Colegio de Ingenieros de Caminos, Canales y Puertos. Un reconocimiento que no esperaba y que le resultó muy motivador: “A veces los premios llegan algo tarde. Entonces, yo llevaba ya veinte años de trayectoria profesional y algunos al frente de la dirección técnica de la Confederación Hidrográfica del Guadalquivir. Creo que está bien que los reconocimientos lleguen cuando aún se está en activo porque resulta más estimulante.”
Elegiste una carrera de las hoy denominadas STEM, en la que además hay una escasa presencia de mujeres. ¿Ha supuesto alguna dificultad para ti?
En el momento de elegir carrera estaba dudando entre arquitectura e ingeniería de Caminos. Pensé que esta última me iba a dar la oportunidad de trabajar en obras que verdaderamente tenían mucha repercusión en la sociedad. Es el mismo motivo que me llevó a ser funcionaria.
Escogí la carrera de ingeniería porque me gustaba y, la verdad, no pensé en ningún momento si habría más o menos mujeres. En mi casa nunca hubo una educación diferenciada. Tengo dos hermanos y me educaron exactamente igual que a ellos, si había que participar en labores de bricolaje, por ejemplo, yo también lo hacía con ellos.
A veces sí percibo que en determinados momentos es muy exagerada la presencia de hombres y que soy la única mujer en algunas reuniones, por ejemplo. Pero, nunca me planteo que esté en un mundo de hombres. Hoy por hoy, pienso que mis hijas saben que pueden estudiar ingeniería, como también saben que pueden hacer cualquier tipo de trabajo que haga un hombre, no se plantean que por ser mujer no puedan hacerlo. Es lo que espero, que hagan lo que a ellas les guste.
¿Cuál es la labor que realiza al frente de la dirección técnica de la Confederación Hidrográfica del Guadalquivir?
En general, mi trabajo abarca dos ramas fundamentales. Por un lado, está la gestión y explotación de infraestructuras hidráulicas que son titularidad del Estado y por otro está la ejecución de inversiones.
Las inversiones implican la redacción de proyectos, la ejecución de obras de nuevas infraestructuras y el mantenimiento y conservación de las existentes que gestiona la Confederación. Hablamos de presas y otro tipo de infraestructuras, principalmente de regadío. Pero también gestionamos la titularidad y explotación de algunas infraestructuras de abastecimiento de agua. Actualmente sólo llevamos la del abastecimiento de la zona del Quiebrajano en Jaén. Antes gestionamos también otra zona del Condado de Jaén que cedimos hace un par de años y, recientemente, cedimos también la de Melilla.
Las inversiones que ejecutamos son además de obras de Interés General del Estado, otras a través de convenios con otras administraciones.
El mantenimiento de la infraestructura hidráulica que gestionamos abarca: las 50 presas, los canales de riego de titularidad estatal, los 1.600 km de caminos asociados a las infraestructuras, las más de 33.000 hectáreas de monte público, las estaciones de bombeo y centrales hidroeléctricas, que también gestionamos… todo eso requiere de una importante inversión, tanto en conservación y mantenimiento como en obras de mejora.
Y, por otro lado, nuestro trabajo tiene otra parte más centrada en la gestión del agua, tanto la atención a la demanda, por ejemplo del regadío en campaña de riego como, en casos coyunturales, la gestión de avenidas, todo ello apoyado por el Sistema Automático de Información Hidrológica (SAIH).
En situación de avenida, coordinamos todos los avisos con protección civil, los desembalses necesarios que se tengan que hacer desde nuestras presas, etc.
Y, en situación ordinaria, lo que hacemos es atender principalmente la campaña de riego, distribuir los desembalses de cada presa, el tiempo en el que se lleva a cabo, los caudales, etc. Pues, el abastecimiento es en continuo y es más sencillo, salvo que estemos en situación de sequía, entonces ya requiere de un seguimiento distinto.
De la dirección técnica dependen más de veinte servicios, quince son de explotación y cada uno de ellos se encarga de tres o cuatro presas y de las infraestructuras hidráulicas asociadas.
¿Qué proyectos relevantes gestiona actualmente la dirección técnica?
Algunos están pendientes de licitar, como el aliviadero de la presa de Huesna, que es una obra importante.
Está la modernización de regadío, como la del sector arrocero, la Comunidad de regantes de Marimas y la de Albolote, que son las más representativas y previstas en nuestra planificación. Destaca en ellas la finalización de dos balsas para la modernización de la C.R. de Marismas que implica una inversión, por ejemplo, de 24 millones de euros.
El proyecto para la mejora del riego del cultivo del arroz en la zona baja de la cuenca es un proyecto del que se lleva hablando veinte años y por fin va a ser una realidad. Se trata de una inversión de más de 250 millones de euros. Imprescindible, porque si no se lleva a cabo el sector terminará desapareciendo.
Se trata de un sistema que les va a aportar agua dulce, de forma que dejan de estar bajo la influencia del estuario y de las variaciones de la salinidad, que es su problema y es lo que hace que disminuya su producción en la campaña. El proyecto permitirá que el sistema que ya se viene aplicando de forma provisional en la margen izquierda de la zona arrocera, en 12.000 hectáreas, también se aplique, mediante la adecuación de infraestructuras existentes y la ejecución de nuevas, a la totalidad de la zona arrocera, es decir, 36.000 hectáreas. De esta forma se conseguirá un ahorro de agua y un incremento de la garantía a este sector principalmente en campañas complicadas con reducciones de la dotación de agua.
Yo creo que es importante que un sector como el arrocero del Guadalquivir, que es el primer productor a nivel nacional, se potencie para que España y, en su caso, Europa estén más próximos a ser autosuficientes en los momentos de crisis. Si echamos la vista atrás, en el año 2020, durante la pandemia, vimos cómo preocupaba la falta de agua para la producción del arroz , porque precisamente no se sabía qué iba a pasar en el futuro con un alimento tan básico. Entonces, claro que hay que invertir en ese sector para que no desaparezca. Estas obras de modernización lo que vienen es a darle un futuro.
Más allá de la modernización, hay otros proyectos en marcha como el Recrecido de la presa del Agrio, o la redacción del proyecto de dos nuevas presas para mejorar los recursos y disminuir el déficit hídrico de la cuenca. Además, prevemos mejorar la eficiencia energética de nuestras instalaciones, concretamente de las estaciones de bombeo de agua a las presas o bien de zonas regables, mediante la construcción de plantas solares fotovoltaicas que también tienen una inversión importante asignada.
Tenemos previsto ejecutar obras para dar mayor garantía al abastecimiento, mediante la conexión con otras fuentes de suministro, por ejemplo, la conexión del embalse de Martin Gonzalo con el del Arenoso o del Sistema del Rumblar con la Fernandina. En el ámbito de las protección de las aguas subterráneas, está previsto actuar en el abastecimiento de Matalascañas y en la zona de Jaén.
Además de las obras de restauración hidrológico-forestal, restauraciones fluviales y protección contra el riesgo de inundaciones entre otras. Todas ellas recogidas en el plan hidrológico vigente.
Por otro lado, disponemos de fondos FEDER para este periodo, que suman unos 300 millones de euros y se traducen en más de 400 de inversión. Esas obras irán dirigidas principalmente a evitar el riesgo de inundaciones, a la seguridad de las presas existentes, a mejoras del abastecimiento y del saneamiento.
Está en marcha la redacción de los proyectos de dos depuradoras importantes, la de Sanlúcar de Barrameda y la de Matalascañas.
Y un proyecto importante que, aunque no implique una inversión tan grande se está trabajando mucho, es la digitalización de la Confederación, donde cobra especial importancia seguir trabajando en completar la automatización del control de consumo en la totalidad de usuarios de la cuenca para recibir la información en tiempo real.
Nos contaba al inicio de la entrevista que decidió ser funcionaria, además de ingeniera, por la repercusión que tiene este trabajo en la sociedad, en la gente…
Trabajé solo dos años en el sector privado, en consultoría. Cuando empecé a trabajar en la ampliación del aeropuerto de Barajas, que era una obra faraónica, fui consciente del papel tan importante que desempeñaba la administración, al planificar, proyectar y dirigir una obra con tanta repercusión para la sociedad y me llamó la atención ese papel del ingeniero en la administración pública.
El servicio público en ese aspecto también lo es. Yo creo que el papel de los ingenieros en la administración es muy importante. Estamos muy cerca de la toma de decisiones políticas en lo referente a las infraestructuras y podemos desempeñar una labor fundamental en esa planificación y priorización donde nuestro apoyo técnico es esencial.
¿Cómo ves el futuro del agua a medio y largo plazo?
Soy optimista, sí. Yo creo que el agua requiere de más inversión de la que se está llevando a cabo, inversión real.
El agua se está convirtiendo ahora en un foco de atención, se le está dando mucha más importancia al agua por parte de todos, la opinión pública, la prensa… Todo el mundo habla del agua, pero todavía no ha alcanzado el nivel de inversión que tienen ahora mismo, por ejemplo, las carreteras, los ferrocarriles y otras infraestructuras. Es necesario dar ese paso, que el agua sea considerada como lo que es realmente, una necesidad básica. Y, desde luego, hay que conseguir que se haga el mejor uso posible de ese recurso. Hay que dar ese salto cuantitativo en cuanto a inversión.
Al margen de esto, se están haciendo cosas fundamentales, avanzando en la transformación digital del agua. Como elemento fundamental, está el conocimiento en tiempo real de los consumos, el análisis de estos datos para obtener unos patrones de comportamiento y actuar sobre ellos para hacer un mejor uso del agua. Además, ese conocimiento permitirá una facturación del agua más precisa con medidas que incentiven el ahorro.
Esa línea del control de consumo y de saber exactamente las demandas que hay y atenderlas con medidas oportunas y bien diseñadas se está empezando a trabajar y va a dar su resultado.
Nuestra cuenca requería de la contención de demanda del regadío. Ahora que ya está contenida, hay que trabajar en la eficiencia, hacer que el consumo sea el menor posible y, con las modernizaciones que se están impulsando, esto es viable. Hay infraestructuras de regulación también muy importantes por hacer, creo que cuencas como la nuestra necesitan todavía de alguna obra de regulación. No hay que cerrar la puerta a la construcción de nuevas presas allí donde sea necesario, siendo consciente de los retos que supone su construcción.