Hace más de un mes, en pleno centro de Sevilla, en la iglesia-convento del Santo Ángel, tuvo lugar una misa en tributo a José Antonio Primo de Rivera. Un acto que no es la primera vez que sucede, con motivo del 20 de noviembre y que, pese a lo repulsivo, execrable y contrario a los valores de convivencia de nuestra sociedad, puede pasar desapercibido por el escaso número de asistentes y la nula repercusión pública del mismo.
Sin embargo, esto último, la relevancia pública, es lo que sí han obtenido los nostálgicos de tiempos en los que, no nos engañemos, eran ellos los únicos que vivían mejor, un tiempo pasado en el que, con ellos, con el franquismo y la Dictadura todo era peor, por mucho que pretendan reescribir la Historia.
Así, aunque no fueron más de unas 50 personas las que en esta ocasión cantaron el “Cara al Sol” en la calle, con bengalas y toda la parafernalia fascista, lo preocupante fue la actitud pasiva de los gobernantes sevillanos. El alcalde, José L. Sanz, que vino de Tomares como si de un sacrificio se tratara para salvar Sevilla (de la que, por cierto, habló muy poco en campaña, como tantos otros compañeros suyos que basaron su estrategia en confrontar con el gobierno de Pedro Sánchez), no realizó ninguna declaración institucional de rechazo a tal actividad falangista. Tampoco su partido, el PP, que tan a menudo enarbola la defensa de la Ley como uno de los principios básicos no sólo del sistema político, sino de su propia ideología conservadora, como si a modo de las Tablas del Testamento sólo ellos tuvieran el copyright. Pues bien, este evento fascista incumple dos leyes, la de Memoria Democrática, 20/2022, y la de Memoria Histórica, 2/2017, estatal y andaluza respectivamente. Ambas, por supuesto, con su respectivo régimen sancionador frente a conductas tipificadas.
Todo ello, además de poner de manifiesto la permisividad de la propia Orden de los Carmelitas que autorizó el acto, deja muy claro cuáles son las prioridades del Partido Popular en Sevilla respecto del respeto y dignidad a los muertos, así como sobre la propia memoria. Porque de esto se trata, de respetar la memoria de los que injustamente sufrieron la represión y muerte que con tributos como el de los falangistas en el Santo Ángel es como si los volvieran a matar. Además, en la propia iglesia.
Ya los dijimos antes y a los hechos nos remitimos, eran pocos; pero no por ello significa que haya que banalizarlos u obviarlos. Son muchos menos, por supuesto, que la mayoría de la gente que quiere y respeta la democracia. Como también son menos los delincuentes que la gente que no lo es; o son menos los políticos o los sindicalistas corruptos que los que no lo son. Sin embargo, no por ello se les deja de perseguir o se les tolera, porque al final,empezamos banalizando, trivializando o subestimandoel significado de ello, terminamos en el colaboracionismo pasivo de las instituciones y en la tolerancia mal entendida. La Ley es la Ley y por encima no hay nadie.
En definitiva, sólo hay que ver la actitud del Partido Popular en Sevilla y la de la derecha en España ahora que, para más inri, el Gobierno de España ha anunciado que en 2025 dignificará la memoria de los que sufrieron la Dictadura por los 50 años de la muerte de Franco. Y ya andan gastando tinta y saliva frente a lo que consideran “revivir al dictador”. Ellos, sin embargo, permitiendo el enaltecimiento y el insulto a la memoria de los que sufrieron no lo hacen. ¡Cuánta Memoria sigue haciendo falta!
Por Manolo Romero, concejal y militante socialista
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