“Vienen a aprovecharse”, “a quitarnos el trabajo”, “son atraídos por el efecto llamada”, “no se quieren integrar” …. Continuamente oímos mensajes xenófobos y racistas por fuerzas políticas de derechas, mensajes llenos de odio, que trasladan miedo a la sociedad. Poniendo el objetivo en las personas migrantes, estos partidos usan argumentos hostiles y discriminatorios. Intentan estigmatizar a los menores no acompañados, acusar a los migrantes de okupar viviendas de manera ilegal o de no aceptar nuestra cultura como imposición.
Sin embargo, estas personas, que se juegan la vida huyendo de conflictos bélicos o del hambre, sólo buscan una oportunidad deseando tener un futuro mejor ¡como haríamos cualquiera de nosotros si estuviéramos en su pellejo!
Ahora bien, la pregunta que os hago es la siguiente: ¿Podríamos mantener nuestro aplaudido Estado del Bienestar sin tener en cuenta la aportación de la migración? No os daré mi opinión, pero sí datos que os ayuden a sacar vuestras propias conclusiones.
En nuestro país hay 9.145.589 pensionistas, alguno de ellos con más de una pensión, lo que supone un total de 10.101.961 pensiones con un importe medio de 1.197,87€ mensuales. Es decir, la nómina mensual de pensiones contributivas en nuestro país se sitúa en torno a 12.100 millones de euros (un 11’5% del PIB). Y todos los indicadores señalan que el número de pensionistas seguirá aumentando exponencialmente.
La tasa de desempleados, a pesar de ser una de las más baja de la historia, se sitúa en el 11,84%, es decir actualmente hay en nuestro país unas 2.850.000 personas desempleadas. Pero hay que recordar que en 2013 el número de desempleados superaba los 6 millones (un 27%).
Pero es que además nuestro Estado del Bienestar lo componen un sinfín de prestaciones y servicios, como el Servicio Nacional de Salud, el sistema Educativo, las prestaciones no contributivas, las ayudas al emprendimiento, en definitiva, toda una serie de intervenciones públicas encaminadas a mejorar el bienestar y la calidad de vida de la ciudadanía.
Con respecto a la afiliación, según los datos del Ministerio de Inclusión, Seguridad Social y Migraciones, a finales de 2023 en nuestro país hay un total de 20.806.073 personas afiliados. Del total de trabajadores, 18.138.409 son españoles y 2.667.664 son extranjeros (en torno al 13%), y entre los extranjeros, 867.610 corresponden a ciudadanos de la Unión Europea y 1.800.502 son trabajadores extracomunitarios.
Por otra parte, el proceso de envejecimiento poblacional supone uno de los mayores retos estructurales que afronta la economía española. Al comienzo de 2022, el número de personas de 65 y más años en España era de 9.063.493 es decir, un 19,09 % de toda la población, frente al 16 % que representaba en 2001, lo que supone un aumento de 4 puntos porcentuales. El envejecimiento se disparó en 2022 hasta el 133,5%, es decir, se contabilizaron 133 personas mayores de 64 años por cada 100 menores de 16. Y las proyecciones del INE continúan arrojando un escenario parecido, ya que reflejan una intensificación del proceso de envejecimiento demográfico en España. De ahí la importancia de la llegada de personas migrantes a nuestro país.
Según datos del INE a julio 2023, la población de España aumentó en 537.611 personas en términos anuales, pero eso se debe “casi en su totalidad” al incremento de personas nacidas en el extranjero. De los 48.345.223 habitantes que actualmente hay en nuestro país, 39.887.337 son personas nacidas en España y 8.457.886 son nacidas en el extranjero.
Por otro lado, las personas migrantes suelen desempeñar mayoritariamente una serie de trabajos que requieren baja cualificación; labores relacionadas con el sector primario como son la recolección de productos alimentarios; ocupaciones dentro del sector servicios, como es el cuidado de personas mayores; en definitiva, trabajos muchos de ellos que no son demandados u ocupados por trabajadores españoles, pero que son necesarios y fundamentales para nuestra sociedad.
Por tanto, los retos a los que se enfrenta nuestra sociedad son importantes. La llegada a la jubilación de la amplia generación del baby boom, la baja tasa de fecundidad y el aumento continuado de la longevidad, retos que están provocando una disminución del peso relativo de la población en edad laboral, desafíos que quizás sería inasumible sin contar con la aportación de las personas migrantes a nuestro Estado del Bienestar.
Os vuelvo a hacer la misma pregunta ¿se podría mantener el estado del bienestar sin contar con la migración?