La inminente llegada a Andalucía de María Jesús Montero como nueva Secretaria General del PSOE parece estar causando mucha tensión en la Consejería de Salud de la Junta de Andalucía, y no es para menos.
No viene cualquiera, no. María Jesús Montero Cuadrado, Vicepresidenta Primera del Gobierno de España, ministra … pero, sobre todo, no perdamos de vista que es médica y una brillante gestora sanitaria del Sistema Sanitario Público de Andalucía: subdirectora médica del Hospital Universitario Virgen de Valme, subdirectora médica y directora gerente del Hospital Universitario Virgen del Rocío y Consejera de Salud de la Junta de Andalucía. Con ese curriculum no es de extrañar que haya nervios en el PP andaluz.
Y es que la sanidad pública andaluza está gravemente enferma, en cuidados intensivos y con un pronóstico infausto. Tres consejeros de salud del PP han bastado para llevarla a esta situación: Jesús Aguirre, Lina García y la actual Rocío Hernández, que es más de lo mismo: más listas de espera que nunca, y no sólo para la atención hospitalaria, sino que también se han cargado la atención primaria, descontento generalizado de ciudadanos y profesionales, mareas blancas en la calle cada semana y sindicatos sin interlocutor válido y con los problemas amontonándose en las mesas.
El problema es que ahora viene alguien que sabe, que sabe de verdad, alguien que contribuyó, y mucho, a que el Sistema sanitario Público de Andalucía fuera la joya de la corona de nuestra comunidad, reconocida nacional e internacionalmente. Alguien que conoce los entresijos del sistema y a quien no van a poder engañar, ni mucho menos callar. Alguien que podrá revertir esta lamentable situación de nuestra sanidad.
¿Es el principio del fin, Sr. Moreno Bonilla?
Blas Ballesteros Sastre
Abogado y politólogo