La ley electoral deja claro que, durantelos cinco días previos a la votación de la convocatoria de elecciones que se celebre, «queda prohibida la publicación y difusión o reproducción de sondeos electorales por cualquier medio de comunicación», por lo que el pasado lunes 13 de junio, fue el último día para poder publicar estimaciones de voto de los partidos antes de que los ciudadanos andaluces que estamos llamados a las urnas acudamos dentro de dos días a votar en los colegios electorales para renovar el Parlamento andaluz y elegir, pactos de gobierno pendientes, a aquellos candidatos que queremos que lideren la política autonómica de nuestra región en los próximos cuatro años de legislatura.
Los resultados que arrojan los últimos sondeos proclaman como vencedor de estas próximas elecciones al presidente en funciones de la Junta de Andalucía (cabe recordar que él mismo optó por disolver la Cámara para convocar elecciones anticipadas con el objetivo frenar la pérdida de votos). El señor Moreno Bonilla ha sucumbido a esos pronósticos tal y como nos lo ha hecho saber en los dos debates emitidos por Canal Sur pues se ha mostrado como claro vencedor a la misma vez que se ha olvidado que esas encuestas también apuntan que, probablemente, será Vox quien lo le permita continuar en el Palacio de San Telmo.
Por otra parte, en cuanto al PSOE, éstas afirman que retendría entre un 23,8 o un 26,6 % de los sufragios, por lo que si la estimación más amplia se hace realidad el partido perdería más de un punto de apoyo hablando en términos porcentuales de papeletas si se compara este dato con el de las últimas elecciones. Asimismo, Adelante Andalucía se quedaría entre el 4,5 y el 5,9 % de las papeletas, Por Andalucía contaría con asientos en el Parlamento gracias a un apoyo de entre un 9,4 o un 11,4 %; y, finalmente, Ciudadanos se movería en la horquilla del 3 y 4 % en intención de voto, algo que está por ver si le garantizaría la representación en el Parlamento.
En definitiva, las últimas y excesivas encuestas publicadas dan una victoria unánime al Partido Popular de Juanma Moreno, que sin embargo podría necesitar a Vox para asegurarse la investidura.
En cuanto a las campañas electorales aunque me gustaría hacer un análisis pormenorizado de la llevada a cabo por todos los candidatos de los partidos concurrentes, para darle ligereza a esta publicación me voy a centrar en algunos aspectos que considero relevantes en la campaña realizada por el PP y por el PSOE.
Los fantasmas del PP: la disyuntiva de ir a otras elecciones o pactar con Vox y la abstención de los votantes por la ola de calor
En su campaña electoral, el señor Moreno Bonilla ha repetido en sus discursos que a la vista de los resultados de los múltiples sondeos, está dispuesto a ir a otras elecciones antes que llegar a un acuerdo con Vox, ya que, como afirman en sus filas «con esa mujer, sencillamente, no se puede negociar». A ver qué ocurre finalmente.
Por otro lado, en cuanto al fantasma de la presumible alta abstención (un 41,43% en las pasadas elecciones), por las temperaturas asfixiantes que estamos sufriendo, ha pedido el voto bajo el pretexto de que «días de playa hay muchos, pero para votar solo hay uno».
Por el contrario, no parece que le inquiete que se le ha quedado en el tintero en su «legislatura del cambio» la aprobación del presupuesto 2022 (no es materia de decreto-ley), la reforma de la administración paralela y la denominada Ley LISTA que pretendía acabar con la construcción irregular y que pretendía también sustituir a la Ley de Ordenación Urbanística de Andalucía (LOUA), del año 2002.
Asimismo, tampoco parece que le perturbe que la mayoría de su actividad legislativa ha funcionado a base de decretos-leyes. Estas normas deficitarias están definidas por el artículo 110 del Estatuto de Autonomía de Andalucía, como: «En caso de extraordinaria y urgente necesidad el Consejo de Gobierno podrá dictar medidas legislativas provisionales en forma de decretos-leyes, que no podrán afectar a los derechos establecidos en este Estatuto, al régimen electoral, ni a las instituciones de la Junta de Andalucía. No podrán aprobarse por decreto-ley los presupuestos de Andalucía. 2. Los decretos-leyes quedarán derogados si en el plazo improrrogable de treinta días subsiguientes a su promulgación no son convalidados expresamente por el Parlamento tras un debate y votación de totalidad. Durante el plazo establecido en este apartado el Parlamento podrá acordar la tramitación de los decretos-leyes como proyectos de ley por el procedimiento de urgencia”.
Miedos del PSOE: la privatización de la sanidad andaluza
Mientras los fantasmas de unos miran hacia dentro, los miedos de otros lo hacen hacia fuera. Por su parte, el señor Espadas Cejas, ha basado su campaña en destacar su programa basado en los servicios públicos y la transparencia, para recuperar «todo lo que se ha perdido en estos últimos años». De este modo, mirando al futuro, el candidato socialista señala la importancia tomar partido en estas elecciones para «devolver a Andalucía un sistema sanitario público» basado en un «pacto social por la sanidad» donde se fomente la escucha activa de todos los sectores implicados.
En el último debate insistió en que la privatización de la sanidad andaluza ha marcado esta legislatura del PP y ha dado lugar a la precarización de la pública. Entre sus filas destacan: las enormes colas a las puertas de los centros de salud para conseguir una cita, que se obtiene para dentro de 10, 12 ó 14 días y donde la atención primaria es fundamentalmente telefónica en lugar de ser presencial. Asimismo, las urgencias de los hospitales están desbordadas y las citas con un especialista son toda una odisea. Tardan 16 meses en conseguir una cita en Cirugía Vascular. Faltan médicos, faltan enfermeras, faltan administrativos, no se cubren bajas ni vacaciones ni jubilaciones. Y, por último, aseveran que, cada día, la salud de los andaluces y andaluzas depende más de su cuenta corriente.
Para finalizar ¿qué le diría a los candidatos?
Le diría que trabajen en ser más creíbles, transparentes y cumplan su palabra, que las propuestas y medidas que han prometido no queden en simples «brindis al sol», y que defiendan nuestra identidad andaluza.